Sobre el Premio Nacional de Literatura en Argentina (y sobre el Premio Nacional de Literatura en Uruguay)


Montevideo, 20 de febrero de 2012

Por intermedio de la presente, el colectivo iluyos (ilustradores de literatura infantil uruguayos) se solidariza con el reclamo de los colegas de la República Argentina respecto al cuestionamiento que éstos están promoviendo a la convocatoria para el Premio Nacional a la producción artística, científica y literaria de dicho país.

Hacemos nuestro este reclamo por dos motivos: primero que nada, por el sentimiento de compañerismo que tenemos con nuestros colegas argentinos, el mismo sentimiento de unión que existe entre todos los trabajadores de una misma rama, y entre todos los trabajadores en su conjunto. Somos compañeros de trabajo, no importa el país donde realicemos nuestras tareas. Y además, nos motiva hacer público este reclamo el hecho de que también en Uruguay los ilustradores somos ninguneados por la convocatoria al Premio Nacional de Literatura: como trabajadores y artistas estamos unidos para compartir experiencias y enriquecer nuestro trabajo, pero además para dignificarlo, para reclamar su justo sitio dentro de la consideración sobre la producción cultural de nuestras naciones.

La situación de los ilustradores en Uruguay respecto al Premio Nacional de Literatura es una zona gris que no hace más que evidenciar el absoluto desconocimiento sobre nuestro trabajo por parte de quienes instrumentaron y sostienen actualmente la convocatoria y el citado premio: en nuestro país dicha instancia está regulada por la ley 15.843, dentro de la que se establece apta para concurso la categoría “literatura para niños” (sic.) (categoría C del artículo 2º de la mencionada ley), instrumentándose un mecanismo para participar del Premio correspondiente a cada año a través del trabajo entre diversas entidades públicas (en su mayoría, dependientes del Ministerio de Educación y Cultura), un mecanismo que al día de hoy se sabe (y lamentablemente se acepta) no funciona, quedando bajo la responsabilidad de los autores que deseen participar el inscribir sus obras. Además, no se establece en ningún momento si el ilustrador puede presentarse a ser considerado como autor de una obra literaria por su trabajo como dibujante, quedando en manos del funcionario de turno la consideración de que un ilustrador pueda inscribirse o no como autor literario. De hecho, para acrecentar el carácter patético del funcionamiento actual del Premio Nacional de Literatura en Uruguay, llevándolo al terreno de lo absurdo, la convocatoria y premiación, en la actualidad, están atrasadas dos años, por lo tanto en 2011 se premiaron las obras publicadas en 2009. Simplemente penoso.

Ahora bien, la situación con el Premio Nacional en Argentina es ya directamente bochornosa desde sus bases, en las que explícitamente se impone a los jurados dejar de lado la consideración de las imágenes a la hora de evaluar las obras literarias que se hayan presentado a concurso (…”En la especialidad Literatura Infantil, para la evaluación de la obra, sólo se tendrá en cuenta el texto literario, no se considerarán las ilustraciones que lo acompañan.”, tomado de ítem IV. Bases particulares de admisión Premios Nacionales / Artículo 17 / Grupo A / Punto d). Este simple párrafo echa por tierra bibliotecas enteras de libros, especialmente de los llamados “libros-álbum”, obras en las que la vinculación entre texto e imágenes producen la verdadera experiencia literaria que proponen esos libros. Son obras que resultarían incomprensibles sin el texto o sin las imágenes que las conforman  y hace literalmente imposible el trabajo de los jurados para con determinadas obras, ya el texto de un libro álbum carece de su sentido literario total sin las imágenes que lo componen. Hay libros que no serían tales sin el trabajo de los ilustradores, son obras literarias que alcanzan esa denominación por la articulación de las palabras e imágenes que las componen. Se hace necesario entonces que los responsables de estas convocatorias investiguen qué es lo que hace que textos como los que forman parte de los libros álbum se conviertan efectivamente en literatura, y posteriormente en un libro. Que analicen qué partes de las que conforman ese libro son la literatura que les da vida, y que tomen una decisión en base a esa observación, y no realicen la mera traspolación de reglas de otro tipo de convocatorias aparentemente similares. En pocas palabras, que los legisladores y demás funcionarios públicos vinculados con estas convocatorias realicen su trabajo como corresponde.

Entendemos por tanto que es imprescindible por parte de las instituciones convocantes (especialmente teniendo en cuenta que se trata de organismos que forman parte del Estado y que por tanto representan a la estructura que da forma a la sociedad desde sus bases más elementales) una revisión de este tipo de bases y también un análisis de la construcción histórica que deviene de instancias como la que estamos señalando: este tipo de convocatorias y premiaciones son, además de un reconocimiento a labores puntuales y desarrollos de carreras individuales o colectivas, una de las formas que existen dentro de la sociedad para conocer su producción cultural a través del paso del tiempo y, por tanto, una forma de generar la construcción identitaria de cada país. Dejar de lado en una instancia como ésta la consideración sobre la creación de determinado grupo de artistas es, al menos, un gesto de irresponsabilidad, si no ya de desidia por parte de Estado.

Iluyos – ilustradores de literatura infantil uruguayos
www.iluyos.com.uy

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